20 de diciembre de 2012

MI TRANSFORMACIÓN


© Ima Wolfe

Apenas era más que una adolescente, enamorada del mismo amor cuando le esperaba como cada tarde, ansiosa de oír el rugir de la moto al acercarse a recogerme.
Cuando le vi aparecer en lo alto de la cuesta, mi corazón se aceleró, para pararse sólo un minuto después; del callejón salía un camión y no se verían…
Lo siguiente que recuerdo es el ruido atronador del metal al quebrarse y ver su cuerpo volando por el aire como si de un pelele se tratase.
En la ambulancia, ya sin el casco, pude ver cuán grave estaba; apenas podía respirar, su boca, se arqueaba en una mueca extraña y su pecho se hinchaba con dificultad cada vez que trataba desesperadamente de conseguir algo de oxígeno.
Me miró, sus ojos eran dos lagos, casi vacíos de toda vida, y sin embargo, buscaban desesperadamente mi rostro.
―Ven, acércate ―le costaba tanto hablar que cada palabra parecía taladrarle―, no quiero irme sin dejar nada por lo que sea recordado. Sin saber que he cambiado una vida.
Obediente y llena de angustia me acerqué a él. Su mano, débil como la de un recién nacido, me guió con delicadeza hasta que sus labios y los míos apenas estaban separados por nuestra respiración.
Cerré los ojos y dejé que mis labios tomaran los suyos, aquellos labios que hacía tiempo que quería besar al fin eran míos, pero sabía que sería la primera y la última vez que me besarían.
Apretando su mano contra mi nuca un espasmo crispo su cuerpo y mi boca se llenó de su sangre; no me soltó, me retuvo contra él besándome, hasta que su último aliento murió en mis labios.
Presa de horror, paladeé el sabor de su sangre, queriendo beber cada gota que quedase en su cuerpo, sentirla dentro de mí sabiendo que tal vez aquello sería el último recuerdo que tendría de él. 
El enfermero luchó por separarme pero yo tan sólo ansiaba beber de él tanto como pudiese y así, mantenerlo por siempre en mi interior…
Desde aquel día en que mi corazón murió, una nueva fuerza rugió en mí. Sí, el dolor, la rabia, la amargura de su pérdida, me convirtieron en lo que soy; una diosa de la noche, bebedora de sangre, llena de pena y melancolía.
Su último deseo fue cumplido; jamás le he olvidado y mi vida cambió desde el mismo momento en que su sangre acalló mi sed….

2 comentarios:

  1. Otraaaaaaaaaaaas, es super chulo! Lo describes todo genial y es que me lo he imaginado perfectamente!! Me ha encantado!!

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  2. Interesante, los oscuro no es siempre fácil de plasmar, pero considero que lo has hecho de una forma muy original. Gracias por ese escrito.

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