20 de diciembre de 2012

MI TRANSFORMACIÓN


© Ima Wolfe

Apenas era más que una adolescente, enamorada del mismo amor cuando le esperaba como cada tarde, ansiosa de oír el rugir de la moto al acercarse a recogerme.
Cuando le vi aparecer en lo alto de la cuesta, mi corazón se aceleró, para pararse sólo un minuto después; del callejón salía un camión y no se verían…
Lo siguiente que recuerdo es el ruido atronador del metal al quebrarse y ver su cuerpo volando por el aire como si de un pelele se tratase.
En la ambulancia, ya sin el casco, pude ver cuán grave estaba; apenas podía respirar, su boca, se arqueaba en una mueca extraña y su pecho se hinchaba con dificultad cada vez que trataba desesperadamente de conseguir algo de oxígeno.
Me miró, sus ojos eran dos lagos, casi vacíos de toda vida, y sin embargo, buscaban desesperadamente mi rostro.
―Ven, acércate ―le costaba tanto hablar que cada palabra parecía taladrarle―, no quiero irme sin dejar nada por lo que sea recordado. Sin saber que he cambiado una vida.