11 de mayo de 2012

LA LEYENDA DE POVEDA DE LA SIERRA


© Ramón Losada López

Hasta no hace mucho tiempo, estas tierras ahora llamadas Poveda de la Sierra las llamaban Gargan, por el hecho de que quien se adentraba en ellas nunca más volvía a ser visto, solo llegaban a contemplar algún objeto de esa persona dentro de una caja tres días después de su partida.
Las desapariciones no cesaban y con ello los envíos de cajas que cada día iba a más.
La mayoría de la gente optaba por ir a enterrarlas en el límite entre el pueblo y el bosque hasta que un joven de 19 años con una caja con los objetos que pertenecían a su novia se fue a enterrarla al mismo Gargan.
Estuvo día y noche deambulando, hasta que se encontró con una cueva subterránea; como era de noche acampó fuera de ella hasta que se hiciese de día, sin peligro de ser atacado por la cosa que fuese que estaba ocasionando todas esas desapariciones. Al salir los primeros rayos de luz por el horizonte, se despertó y se adentró en la cueva para explorar, haciendo el menor ruido posible al pisar.
La cueva empezaba a ser penetrada por una oscuridad que avanzaba con rapidez hacia él.
Al rato se encontraba corriendo hacia el fondo de la cueva con la oscuridad tras él, corría y corría hasta llegar a las mismas profundidades y ya no tenía escapatoria, así que sacó de su zapato derecho una daga de plata, después la oscuridad ya no le dejaba ver nada, de repente empezó a oír unos temblores que se acercaban cada vez más y más a él.
Los temblores cesaron, dando lugar a un olor a putrefacto insoportable; dio un paso hacia delante pero algo grande y gordo le cesaba el paso. Con su cuchillo se defendió, pensó que ya lo había matado; entonces, la cueva se iluminó, dejándole ver por un instante una horrible criatura naranja, a la vez que le cortaba la cabeza junto a la mano que sujetaba el cuchillo.
Un día después sus padres recibieron dos cajas, al ver que eran dos en lugar de una se quedaron extrañados; cada uno abrió una.
La madre vio el amuleto de su hijo con una carta muy rara dónde no transmitía nada, solo una firma; su padre ya había abierto la otra caja, sorprendido le dijo a su mujer que la mirara y cuando en ella vio una daga de plata con sangre entendió todo a la perfección. A los tres días se lo informaron a lo que quedaba de pueblo y ese mismo día lo enterraron en medio de la Plaza Mayor, en la que plantaron una semilla, de ella saldría un árbol que recordarían como el Caballero de Gargan que llegó a ver y herir al monstruo.
Dijeron a los habitantes del pueblo que desde entonces las gentes que llegaban a entrar en tierras de Gargan volverían a salir de ellas vivos. ¿Seguiría vivo el monstruo, a la espera de que alguien entrara en sus tierras para atacarle?

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