30 de septiembre de 2011

PUEBLO CHICO, INFIERNO GRANDE


© Diego Castro Sanchez

¡0h envidia, raíz de infinitos males y carcoma de virtudes!
Miguel de Cervantes Saavedra.
Se iban a casar a finales del verano.
Joao era un palurdo sin conocimiento y como tal se conducía. Sin embargo, Francisca "La pimientita" era una muchacha menuda y de aspecto frágil.
Corrían malos tiempos. La guerra había terminado tan sólo un año antes, y en el pueblo pasaban más hambre que un lagarto detrás de una pita.
Al portugués no le iban mal las cosas; no le costó demasiado reclutar un grupo de muchachos valentones, dispuestos a cruzar la raya fronteriza con su mochila de café a la espalda. Pagaba mal pero a tiempo, lo suficiente para ahuyentar el hambre a base de algarrobas y altramuces secos.
"Conmigo no te va a faltar de nada"; le había dicho meses atrás junto a la ribera del pantano. Las parejas de novios solían ir allí a festejar y darse el lote lejos de miradas indiscretas. De éste modo más de una se había convertido en comidilla de cotillas y chismosas.

6 de septiembre de 2011

¿UN HOLA ES LO MISMO QUE UN ADIÓS?


© María Montserrat Román
Era un pueblo, un pueblo oscuro, un pueblo oscuro y vacío. Vacío de gente y de seres vivos. Oscuro y sin apenas luz de las farolas por las calles. Unas calles estrechas y sin asfaltar. En definitiva, no parecía un pueblo, no parecían unas calles, no parecía estar habitado. Y en efecto era eso, era un pueblo deshabitado por causas desconocidas hace unos pocos y a la vez muchos años. Pero y ahora os preguntaréis el porqué os estoy describiendo un pueblo que a la vez no es un pueblo. Pues veréis yo vivo al lado de ese...como lo diría...pueblo no lo puedo decir, entonces diré: lugar deshabitado. Sí, ya lo sé suena un poco raro, pero de esta misma forma nos podremos entender todos a la vez. Vivo en otro pequeño pueblo cuyo nombre no mencionaré ya que creo que es innecesario para explicar mi historia. ¿Pero qué historia?-seguro que os estaréis preguntando. Pues una historia en la que estoy yo y también...Bueno en cuanto llegue el momento de contarla la contaré con todos y cada uno de los detalles pero mientras tanto...NO. Yo por mi parte quiero contaros esa historia, esa aventura de un momento a otro, pero por mala o buena suerte para todos, ambos tendremos que esperar, porque en esta vida la paciencia es fundamental para que todo salga bien. Bien, entonces prosigo, en el lugar deshabitado se oyen ruidos, muchos ruidos; algunos de animales, otros de personas que van allí para estar solas y relajadas, pero también hay ruidos muy curiosos o más que curiosos, anormales. Yo vivo, como he dicho antes, en el pueblo de al lado. Vivo junto con mis padres y en mi calle hay la mayoría de los pocos adolescentes que viven en el pueblo, como yo. La verdad es que yo creo que el lugar deshabitado es un infierno, o mejor dicho, me da miedo, mucho miedo. En cambio, por el contrario que yo, hay muchas otras personas a las que les encanta ir allí, se sienten relajados, se sienten mejor consigo mismos, andando por esas estrechas calles y contemplando esas antiguas y medio derruidas casas.